miércoles, 4 de noviembre de 2015

ECOS DEL PENSAMIENTO DE STA. CARMEN Nº 12

La reflexión del pensamiento de hoy nos la regala una persona muy especial: M. Isabel Moraza, actual M. General de la Congregación. 
M. Isabel nació en Burgos, allí creció y descubrió su vocación a la vida religiosa, en esta misma ciudad  donde M. Carmen inició la fundación de la Congregación. M. Isabel quiso ser como ella, continuar su obra... y, en esos inicios, nunca habría imaginado que un día, Dios le pediría asumir la responsabilidad de ser su sucesora en la misión de dirigir la Congregación Concepcionista. Por eso primero la preparó, pasando la mayor parte de su vida en África, como misionera, evangelizando y educando, dando lo mejor de sí misma, entregando su vida cada día y aprendiendo, como nos comparte en la reflexión, a conjugar contemplación y acción.
Agradecemos a M. Isabel este tiempo que nos ha dedicado al blog a través de los "Pensamientos de Santa Carmen" y le ofrecemos nuestro agradecimiento, hecho oración, pidiendo por sus necesidades y por la misión que Dios le ha encomendado.

ECO Nº 12 DEL PENSAMIENTO DE CARMEN SALLÉS    
“La consagración a Dios tiene una meta: encuentro con Dios y con los hermanos. El camino hacia esa meta es unión de dos caras que se complementan: contemplación y acción” 

REFLEXIÓN de M. Isabel Moraza, rcm 
Alguna vez te has parado ante una florecilla salvaje, admirándola has dicho o susurrado “eres preciosa”. Casi le has hablado como si pudiera responder, elevarse e inclinar su cabecita… creo que tu corazón se llenaba de bondad y ternura, de deseo de ser mejor… y has dicho al Creador: gracias… la hiciste preciosa.
A esto… lo llaman los maestros del saber: contemplación.
Como si quedas suspendido de algo que te atrae, te cautiva, te impulsa, te enternece.
Es lo más frecuente que la naturaleza nos provoque y conecte en directo con lo mejor que llevamos dentro; también la infancia o algún abuelo…
Si ves que tu corazón quiere contemplar, dale un momento, y párate por dentro… la contemplación es para el corazón tan importante como la sangre que bombea por todo tu cuerpo.
Y si contemplas muchas veces, tu corazón aprenderá a admirarlo todo, incluso lo que realizas cada día, de forma automática, pero que ¡zás! una vez, se te cuelga en el corazón y sonríes… y de nuevo dices: ¡gracias Señor!
Un día, serás capaz de contemplar sin retirarlo, algo que requiere tu esfuerzo o tu dolor; llegará muy rápido al corazón… y ahí, no olvides rezar un padrenuestro a Dios, o un avemaría a Nuestra Señora para que también puedas contemplar.
En tu corazón vive el Señor que lo consagra, no por un golpe de barita mágica, sino con tu aceptación, lo hace suyo y misteriosamente verás escrito el rostro de cada hermano… y si vas abriéndote sin rencor y sin prisa, sin violencia y sin reproche, si aceptas tu pequeñez y la agradeces irás siendo mejor y más feliz… haciendo muchas cosas desde el corazón.


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